En enero ha fallecido mi madre a causa del Covid, entre otras patologia. Una año muy duro, sobre todo para mi. He tirado de todo y todos los que he tenido a mi alrededor. Estuve contagiada por mi madre y encerrada en casa durante 19 días con sus noches.
He visto todas las caras de la enfermedad, del dolor, de la soledad, del desamparo. He lidiado con todos mis monstruos, mis miedos, mis pesares. No quise entrar en modo rabia o de por qué a mi. Me quedé con Aceptación, era lo único que me quedaba. Estaba demasiado desolada y demasiado cansada como para buscarme más enemigos y luchar. Cada noche mis pensamientos se dirigían hacia: " Y si hubiese dicho, hecho, ido...." Y también pensé que aquel no era el camino.
Cuidé de mis padres toda mi vida. Mi padre murió en mis brazos y mi madre sola en el hospital. No voy a entrar aquí tampoco, en si no me dejaron estar con ella, que si estaba sola, que el trato que recibían los enfermos Covid, que eran los grandes olvidados por el personal sanitario etc., etc., etc. He tenido oportunidad de averiguar, y saber, de la últimas horas de vida de mi madre pero decidí que no, que no quería saber más de sufrimiento y más a más del de mi propia madre.
Ya llega el otoño. En unos días me iré al Bierzo, a mi lugar de desconexión. Estaré 4 días y sé que vendré renovada. Espero volver allí siempre que las ganas y sobre todo la vida y las circunstancias me lo permitan. Viajaré con mi familia del Alma, esa otra familia que elegí. Veré y disfrutaré de otra gran amiga a la que no he visto desde hace casi tres años. Y la vida seguirá de una forma diferente pero seguirá.
Hay grandes cambios, el mundo está convulso.Por momentos parece que todo se vuelve del revés, que vamos por un cambio positivo, y al momento, todo cambia. Espero tener vida, salud y mente abierta para que haya suficiente comprensión y saber en mi para seguir encajando todo. ¡Y amen! (no Amén)
