A veces no es solo soñar, es sentir, vivir, reir.... Ser feliz!.

Si quiero la luna, me la bajo yo sola

jueves, 17 de noviembre de 2016

Tarde de otoño

Estoy en mi casa. Desde mi ventana veo un sol otoñal que lleva de regreso a mi infancia. Es una luz que me regresa a las tardes de mi infancia, a la salida del cole a las cinco, ese bocadillo para la merienda que solía ser pan con aceite y sal, y tal vez un vaso de leche "blanca". Sí, la definición blanca quería decir sin cacao o café simultaneo.
La tarde siempre era una sorpresa. A que huerto de alrededor del pueblo iríamos a comernos unas naranjas, coger una habas, o saltar una acequia..... Todo esto que no se enteraran tus padres.
Hecho de menos oír los gritos de los niños por las calles, armados de palos, piedras o cualquier otro proyectil, llegaban los chavales de los pueblos de alrededor y había que guardar y vigilar el terreno.
Caía el sol y había que recogerse en casa, hacer deberes, ayudar en casa, una ducha rápida y a dormir y a soñar bonito, a no ser que alguna de las travesuras hechas a lo largo del día te robara el sueño.
Qué tiempo tan bonito! Entonces yo sólo tenia 10 años y en nada cumpliré 53 otoñales años.
Me considero afortunada de haber trepado a los arboles, haber defendido una fortaleza, haber corrido delante o detrás de los "enemigos", haber vivido aquellos maravillosos años.